La pérdida de audición es un proceso progresivo, en el caso de las personas mayores. Esto provoca que, durante mucho tiempo nadie, ni siquiera el afectado, sea consciente de que está sufriendo una pérdida de audición y por eso no toma medidas. Un círculo vicioso que provoca aislamiento social y deterioro cognitivo, efectos que podemos malinterpretar como problemas de la edad.
En realidad, la pérdida auditiva es la que está provocando ese primer aislamiento social que finalmente acaba repercutiendo en un deterioro cognitivo. El aislamiento se debe a que la persona no sabe porque no entiende o no puede seguir una conversación y lo achacan a una pérdida de la comprensión o del lenguaje debido a la edad. Entender los síntomas de la presbiacusia y la hipoacusia del envejecimiento son fundamentales para poder prevenir estos efectos. Una revisión auditiva a partir de los 60 años puede ayudar a eliminar esos efectos secundarios tan adversos que puede provocar una lenta pérdida de audición.
El uso de audífonos en los primeros inicios de la pérdida auditiva puede retrasar nuestro envejecimiento y aumentar considerablemente nuestra calidad de vida.