Cuantas más veces nos expongamos al ruido mayor es el daño. La pérdida auditiva afecta en primer lugar a los sonidos agudos, es por eso que nos empieza a costar entender una conversación. El ruido afecta de una manera directa a la cóclea, que es dónde se encuentras las células ciliadas que permiten la audición. Estas células son muy sensibles al ruido y ante la exposición prolongada al ruido pueden dañarse de manera permanente.
Aunque lo hemos comentado en otros artículos de nuestro blog queremos insistir en la importancia que tiene cuidar nuestros oídos. La salud auditiva, al igual que otros órganos, afecta a nuestra calidad de vida. Por eso es importante prevenir y sobre todo acudir a nuestro centro auditivo para realizar una primera revisión o audiometría que nos permita conocer hasta qué punto tenemos afectado nuestra capacidad de oír.
Y para poder prevenir debemos conocer cuáles son los niveles de ruido recomendables por la OMS. Un sonido es dañino cuando supera los 75 dB. La protección auditiva es fundamental para prevenir posibles traumas auditivos en el futuro. Hay muchos sistemas de protección como los tapones a medida que nos permitirán disfrutar de nuestro día a día sin arriesgar nuestro oído.
Sobre todo, si tratamos con individuos que por su trabajo o sus actividades lúdicas-deportivas se ven sometidos a altos niveles de ruido de manera continuada, en estos casos es imprescindible utilizar una protección homologada y controlada por personal cualificado.
Para los demás, debemos saber que subir el volumen acabará causando un daño irreparable en nuestra audición.
¡Baja el volumen! y disfruta de un oído perfecto durante muchos años.