La pérdida de audición es un proceso progresivo, en el caso de las personas mayores. Esto provoca que, durante mucho tiempo nadie, ni siquiera el afectado, sea consciente de que está sufriendo una pérdida de audición y por eso no toma medidas. Un círculo vicioso que provoca aislamiento social y deterioro cognitivo, efectos que podemos malinterpretar como problemas de la edad.